Tanto si tienes trabajo como si no, la vuelta a la rutina tras un periodo de vacaciones puede causar síntomas ansioso-depresivos, sensación de desidia y bajo umbral de tolerancia hacia los problemas cotidianos.
Para evitar en la medida de lo posible estos problemas, aquí van una serie de consejos:
- Trata de mantener algunas de las actividades gratificantes que hiciste en vacaciones: (leer un libro, ir al cine, cenar alguna noche con los amigos…)
- Cuida tu alimentación y tus hábitos de sueño, y haz algo de ejercicio.
- Si puedes permitírtelo, asume progresivamente las responsabilidades en tu trabajo o casa. Prioriza qué es lo más importante, y deja el resto para más adelante, a medida que vayas adecuándote a tu entorno.
- Focaliza tu atención en los aspectos positivos de tu trabajo o rutina habitual.
- Concédete breves periodos de descanso durante el día.
- Planifica nuevas metas laborales o personales que te resulten motivantes.
- No te pelees con tus emociones negativas. Es normal que aparezcan tras el término de tus vacaciones.. No escucharlas te causaría a la larga más problemas.
- Si el malestar persiste dos o tres semanas después de tu incorporación, estaría bien que revisaras tu situación actual. Aprende a identificar qué hace que te sientas mal, y trata de encontrar qué cambios podrías establecer al respecto.