A mi sobrina Marta, mi gran compañera de juegos.

Recuerdo de pequeña las tardes de sol en la calle jugando con todos los niños y niñas del bloque. Jugábamos a cosas como el bote, el escondite, el elástico, algo parecido al béisbol… ya sabrás que pertenezco a la Generación X.

Cuando el tiempo no estaba para andar por la calle te quedabas en casa y te aburrías o no, o desplegabas toda tu creatividad y te inventabas casas con las cajas de galletas para jugar con los playmobil de tus hermanos o te ponías a diseñar, colorear y cortar tu propia moda para los recortables.

En aquel momento yo solo sentía que jugaba, unas veces sola y otras acompañada pero simplemente tenía la percepción de estar jugando.

Ahora se que aquellas horas de juego supusieron mucho más en mi vida que matar el aburrimiento, aquellas horas de juego jugaron un papel importante en el desarrollo de la persona que soy hoy.

El juego está recogido como derecho en el artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño.

Jugar aporta grandes beneficios a la infancia ya que es a través del juego el modo en el que los niños y niñas aprenden y desarrollan sus habilidades motrices, de autoestima y sociabilidad que los preparará para la vida adulta.

Piaget 1896 -1980, divide el desarrollo infantil en 4 etapas dependiendo de la edad de la niña o el niño. De este modo entre los 0 y 2 años estaríamos en la etapa sensomotriz entre los 2 y 7 años nos encontramos en la etapa preoperacional, entre los 7 y los 12 entraríamos en la etapa de operaciones concretas y a partir de los 12 años hasta llegar a la edad adulta la refiere como la etapa de operaciones formales.

Teniendo en cuenta estas etapas podemos fomentar los distintos tipos de juegos para potenciar el desarrollo infantil y facilitar el interés por explorar y aprender.

Así desde los 0 años utilizaremos juegos funcionales ya que favorecen el desarrollo físico y sensorial, el control óculo-manual y la coordinación.

Es el modo en el que la niña o el niño exploran el mundo que les rodea para comprenderlo.

Desde los 2 años facilitaremos juegos simbólicos que permiten a los niños y niñas a representar objetos, personajes, acciones, situaciones…

A partir de los 6 comienzan a interesarse por los juegos reglados ya que son capaces de ponerse en el lugar del otro. A través de estos juegos se favorece la memoria, la atención, el desarrollo del lenguaje etc.

Cuando llegan a los 12 años ya se acercan a la adolescencia y comienzan juegos reglados mucho más complejos que en la etapa anterior ya que utilizan una desarrollada lógica y son capaces de argumentar.

En la actualidad debido a nuestro ritmo de vida, las nuevas tecnologías y la creencia que el juego es algo meramente lúdico, no se presta la suficiente atención a la necesidad de los niños y niñas a jugar libremente.

Les sometemos a jornadas maratonianas de aula matinal, colegio, comedor, clases extraescolares, deberes…..

No sólo ha cambiado la forma de jugar sino también los elementos con los que se juegan.

Hace unos años un spot publicitario nos sacaba una sonrisa al ver la emoción que le provocaba a un niño recibir un palo como regalo.

Sería interesante tener un momento de reflexión y recuperar esos objetos cotidianos y naturales para jugar sobre todo en los primeros años de vida, materiales como madera, piedras, tapones y todo cuanto nos rodea para una buena exploración del mundo que nos rodea.

Olvidamos la importancia del juego libre como medio de expresión del interior de las niñas y niños, observándolos y acompañándolos en sus juegos podemos conocerlos mejor y ayudarles a crecer de forma sana y feliz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Susana Cano Montero

Arteterapeuta, Formadora Ocupacional y Monitora de Tiempo Libre