Una de las técnicas más eficaces para trabajar la relajación con niños es la fantasía guiada.

En la fantasía guiada iremos describiendo al niño una historia, un paisaje, o diferentes imágenes relajantes que le ayudarán a focalizar su atención sobre lo que estamos contando con el fin de llevarlo a un estado de relajación profundo.

Además, las fantasías guiadas tienen el valor añadido de permitir trabajar con los niños diferentes aspectos en función del contenido de las mismas: enfados, pesadillas, dolores, preocupaciones, miedos irracionales, autoestima, contacto con sus emociones o cualquier aspecto con el que el niño necesite tomar conciencia en ese momento

Una estructura sencilla para realizar una relajación con fantasía guiada con un niño es la siguiente:

 

1. Prepara el momento: asegúrate de que no vais a ser interrumpidos, y haz agradable el lugar en el que se va a realizar la fantasía guiada: luz cálida, música suave…es un momento para disfrutar y compartir juntos, y hay que darle el lugar que merece.

 

2. Respiración: Sentado en posición cómoda, haz que el niño centre su atención en la respiración. Para ello dile que respire profundamente mientras siente cómo se expanden su pecho y su abdomen (a los niños les cuesta mucho menos que a los adultos llevar el aire a la parte inferior de los pulmones; de todas formas, se le puede decir al niño que ponga su mano sobre el abdomen para que perciba cómo esté sube cuando se llena los pulmones de aire).

También puedes dotar al aire de particularidades especiales que hagan al niño más atractivo este paso y le ayude a concentrarse en la respiración, tales como pedirle que imagine el aire que entra en los pulmones de color azul, y el que sale de color violeta.

Invítale a que haga varias respiraciones profundas y luego deja que respire con normalidad.

3. Concentración: Antes de empezar la fantasía guiada puedes recurrir a una especie de preámbulo (siempre el mismo) que indique al niño que tras el mismo comenzará la historia: este preámbulo puede consistir en que imagine una luz cálida cayendo sobre su cuerpo, o que visualice una estrella frene a él, o que imagine que abraza su juguete favorito, o que imagine que camina por un sendero hasta llegar a la cabaña de los cuentos (o cualquier otro lugar), o que se centre en los latidos de su corazón.

Aprovecharemos también para decirle que si acude a su mente algún pensamiento ajeno a la relajación no se pelee con él y lo deje pasar como nubes que se lleva el viento, o como pétalos que se lleva la corriente de un río.

Dejaremos unos segundos de espacio para que el niño pueda situarse mentalmente en la situación que le hemos descrito.

4.  Fantasía guiada: Es la historia a través de la cual vamos a guiarle durante la relajación. Hay de muchos tipos en función de lo que se quiera trabajar, pero te invitamos a que inventes tus propios paisajes e historias, dejando espacio para que el niño pueda imaginar también qué sucede. Por ejemplo, puedes guiarlo por un bosque y decirle en un momento determinado que encuentra una cabaña o la entrada a una cueva. Invítale a entrar para descubrir qué hay dentro.

Algo que puede hacerse es llevarlo siempre a un jardín especial en el que haya elementos familiares para él con elementos recogidos de otras fantasías anteriores. A este jardín le podemos añadir nuevos paisajes por descubrir cada día, nuevos personajes y nuevas situaciones.

 

5. Actividad Posterior: puedes invitar a que el niño haga un dibujo o escriba sobre lo que ha visto o descubierto durante la fantasía guiada.

 

6. Puesta en común: Si el niño así lo desea, pueden hablar de la experiencia, qué ha visto y sentido.

 

A continuación os dejamos una fantasía guiada con la que trabajar las pesadillas:

«Caminas por el sendero principal del bosque. Es de día y ves cómo la luz juega con las ramas de los árboles. Oyes el sonido de un río cercano y el canto de los pájaros. Te sientes tranquilo y feliz, y a cada paso que das te sientes más y más fuerte. Entonces, por el camino, ves al monstruo de tus pesadillas. Parece inofensivo. Sabe que tú eres más fuerte que él. De todas formas, no parece que quiera hacer daño a nadie. Está jugando con una pelota grande y roja. No te ha visto. Sabes que eres más fuerte que él y que no puede hacerte daño.

Parece estar muy solo. Quizá sólo quiera jugar con alguien.

Puedes hablar con él ahora, si te apetece. O incluso puedes jugar con él.

También puedes cambiar su tamaño con la fuerza de tu imaginación; puedes hacerlo tan pequeño como una hormiga, porque tu imaginación es más poderosa que él. Pruébalo, verás qué fácil. Mira cómo cambia de tamaño a tu antojo.

Ahora te dejo un ratito a solas con él…

(Pasados unos minutos).

Muy bien, ya puedes despedirte del monstruo, si es que aún sigues con él. Luego, puedes emprender  el camino de vuelta a casa».