Una persona con esta pauta de relación es del tipo obsesivo/compulsivo, basan su vida en el control. Nada satisface a una persona de este tipo, porque siempre se podía haber hecho mejor. En pareja: da igual lo bueno que seas con un obsesivo, siempre te faltará algo. La pareja siempre vivirá con miedo a equivocarse y a que el obsesivo lo descubra, por supuesto.

Todo debe regirse desde su forma de pensar y ver la vida, las cosas se deben realizar bajo sus normas, de este modo, la vida en pareja se vuelve monótona, solemne y formal, no hay lugar para la espontaneidad o la frescura.

Este estilo obsesivo suele organizar, controlar, medir, establecer reglas pero no tanto de su vida, como la de su pareja y sus hijos. Además, suelen prestar siempre más atención a lo malo que a lo bueno.

Esta búsqueda de “amor eficiente” deriva en un gran problema: la frustración continua. Y en otro secundario, aunque no menos importante, que como piensan que el otro lo va a hacer peor que ellos, se van haciendo poco a poco cargo de todo: de pagar recibos, de los arreglos de la casa, de la educación de los hijos,…