El consumo de drogas o el consumo del mundo de las telecomunicaciones y redes sociales se puede explicar igual que cualquier otra conducta del ser humano. Estos consumos son hábitos sobreaprendidos que pueden ser modificados igual que el resto de los hábitos comportamentales. Ésto es un simplismo que leí en un curso de formación.

En mi amplia experiencia en el mundo de las adicciones y consumos perjudiciales siempre me he encontrado con dos áreas a trabajar bien definidas, una que es la que tiene que ver con los hábitos, rutinas, orden disciplina…y la otra donde entra todo el mundo psicoemocional del paciente. Ambas igual de importantes y difíciles de trabajar.

Cuando logramos establecer la primera y avanzar en ella, queda por hacer todo un trabajo de reconstrucción de la vida de la persona. El porqué los adolescentes acaban generando una adicción tiene que ver con diferentes variables que se combinan en cada persona y da como resultado dicha adicción. Entre ellos: características biológicas, repertorio comportamental, estado motivacional determinado, condiciones del entorno familiar, escolar y social. Concretamente hay una serie de factores que van a construir esa posibilidad de generar adicción, y son justamente estos
factores los que vamos a trabajar después en terapia para reconstruir. Con este primer artículo os voy a comenzar a apuntar el primer factor, y continuaremos versando sobre todos ellos. De hecho, os dejo la introducción de uno de estos factores para invitaros a la reflexión. Se irán detallando en los siguientes artículos para tenerlos en
cuenta en nuestra labor educativa, como madres, padres, familia cercana, profesores, monitores…

El primero: LA CURIOSIDAD

Dicen de ella que es el motor que mueve el mundo, gracias a ella tenemos alas para avanzar, crecer, conocer…y nos permite nutrirnos como personas. Nos os parece contradictorio que aquello que nos hace evolucionar también sea motivo para hacer que las personas se pierdan en el mundo de la adicción y con ello a ellas mismas.

La próxima entrega hablaremos de ello.

Inmaculada P. Bayo